miércoles, 3 de agosto de 2016

La Fama


    Eran las dos de la mañana cuando Esteban despertó, casi gritando, luego de haber tenido una pesadilla. Desde muy pequeño había anhelado ser famoso, a pesar de que él mismo no creía tener algún talento para llegar a serlo.

    -Tal vez te conviertas en un famoso sicario, tanto, que hasta la policía de FBI te querrá buscar- le había dicho Andrea, su hermana mayor, quien tomaba a broma cada palabra que su hermano decía.

     Esteban comenzó a preocuparse tras la mala noche. Había soñado que la palabra fama desaparecía del mundo semántico, y con ella sus derivadas. Ya no existían los famosos, todos miraban a quienes aparecían en las películas de Hollywood con igualdad, sin ninguna admiración ni anhelo por conseguir un autógrafo. La economía comenzaba a entrar en crisis, en especial los empresarios de conciertos. Ya los estadios lucían vacíos, los artistas ya no producían nuevas canciones. Esto, por lo tanto, trajo como consecuencias el aburrimiento y una crisis económica que no duraría más de dos horas.

    El pánico se apoderó del muchacho de 13 años, y la tristeza comenzó a embargarlo. El anhelo que había vivido en su alma durante mucho tiempo poco a poco fue desapareciendo, creando en él un sentimiento de culpa.

    -¿Y si somos nosotros quienes hacemos famosos a las personas y no ellos por si mismas?- comenzó a preguntarse.

Esteban volvió a dormir.