viernes, 1 de mayo de 2015

Antonio ya no miente

      
      Su madre le había contado cien mil veces el cuento de Pinocho, creando en él un trauma que hasta ahora lo aqueja. Decenas de espinillas comenzaron a aparecer en su rostro en plena adolescencia, creando una complejidad absoluta de la que mucho le costó salir. Una noche, de esas en las que el sueño se marcha hacia el otro lado del mundo, oyó una voz que decía:
-No mientas, y tus espinillas desaparecerán.
-Ahora resulta que la aparición de espinillas en el rostro han sustituido el crecimiento de la nariz- dijo, mientras intentaba conciliar el sueño.
Antonio ya no miente.

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