lunes, 26 de octubre de 2015

Cuando la melodía hiere




    Hoy mi profesor de música tocó la nota musical equivocada. No era la primera vez que lo hacía, pero hoy cometió su peor error. La clave musical no fue Do mayor ni La bemol, sino la frase que de su boca salió:

 “Esperé un par de desastres, es decir, dos pésimos resultados en el examen. Estoy muy impresionado con los resultados. Felicitaciones.”
 
   Su frase me provocó una sonrisa que preferí no expresar al mundo exterior. Su frase, asimismo, parecía tener una melodía disjunta y una textura polífona, en donde la confusión y la amargura eran las responsables de la incoherencia en el ritmo.

    Estuve melancólico durante los treinta minutos restantes de la clase. Por un momento quise gritar, como una forma de lucha contra la subestimación. Esa subestimación de la que somos sujetos quienes no tuvimos la oportunidad de estudiar una determinada materia en un nivel de alta calidad. ¡Dichosos sean los que la tuvieron, porque de ellos depende el alabo del profesor! De ello dependerá que sean el ejemplo de la clase, la primera persona en responder.

     Y seguiría escribiendo páginas enteras, pero, como diría Julio Cortázar, “las palabras faltan cuando lo que hay que decir desborda el alma”.



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